Conchi Piñeiro

Concepción Piñeiro

Socia de Altekio S.Coop. (Madrid), parte de Tangente Grupo Cooperativo

Licenciada en Ciencias Ambientales y Doctora por el Programa Interuniversitario de Educación Ambiental. Es investigadora senior del Laboratorio de Socioecosistemas (Departamento de Ecología, Universidad Autónoma de Madrid). Sus áreas de investigación  principales son la comunicación, participación y educación ambiental en socioecosistemas, así como el consumo y los estilos de vida sostenibles, aplicando la perspectiva de género.
Ha desarrollado numerosas investigaciones interdisciplinares, formaciones y proyectos en estas áreas, tanto a nivel estatal como internacional (principalmente en América Latina y Europa). Es autora de más de 30 publicaciones científicas y divulgativas. A raíz de la experiencia cooperativa y de la práctica de la economía social y solidaria, participa en formación para el emprendimiento. Como facilitadora de grupos, tiene amplia experiencia en procesos de toma de decisiones, gestión emocional, transformación de conflictos, innovación y planificación. Es cofundadora y facilitadora experta del  Instituto de Facilitación y Cambio (IIFACe). Actualmente está en Fase II del Diploma de Trabajo de Procesos. Acaba de ser madre y esto le ayuda a sentirse parte de la Tierra cada día. 

Transformar el consumo es poner en el centro las relaciones

La ciudad como contexto facilitador del consumo y estilos de vida transformadores

Consumo responsable, sostenible, crítico, solidario, colaborativo, transformador… Muchas formas diversas de llamar a las búsquedas de satisfacer las necesidades que tenemos con opciones que cumplan criterios como la sostenibilidad, la equidad y la justicia social. El nombre que le damos muchas veces indica a qué aspectos le otorgamos más importancia a la hora de generar u optar por las alternativas al modelo de consumo hegemónico que es capitalista, heteropartriarcal, racista y en general discriminatorio hacia las identidades o formas de vida no normativas. Hacernos esta reflexión acerca de los criterios nos ayuda a veces a priorizar los cambios que queremos hacer en el día a día, que a veces son numerosos y puede abrumar. De hecho, los principios de la Carta de la Economía Solidaria pueden servirnos para diferenciar y elegir opciones, como podemos ver en el artículo colectivo “Levantar la alfombra de la distribución alimentaria. Pistas desde la Economía solidaria” de la revista Soberanía Alimentaria. Las personas y entidades cercanas a la ESyS aún podemos aportar mucho a esta reflexión, como exploraremos en las jornadas. Por ejemplo, nuestra experiencia nos puede inspirar para mirar a los cambios necesarios a diferentes niveles (individual, colectivo, social, político,…) y cómo se relacionan entre sí, así como hacernos saber que estos principios no se pueden cumplir sin cuestionar y transformar patrones socialmente aprendidos como pueden ser los roles tradicionales de género, las luchas de poder o el competir.

Muchas veces vivimos como la propia sociedad de consumo va asimilando como propias las alternativas y buscamos en una carrera veloz nuevas formas de dar respuesta a los desafíos que vivimos en la era del Antropoceno o de la múltiples crisis (socioecológica, de cuidados, económica, etc.). Puede servirnos a veces preguntarnos en el fondo qué es lo que queremos transformar para lograr un mayor bienestar para todas las personas dentro de los límites biofísicos del planeta. Una de las respuestas posibles es transformar las relaciones entre las personas y con la naturaleza. Por eso, en este panorama efervescente con propuestas desde diferentes economías como por ejemplo la economía feminista, el decrecimiento, la economía o el consumo colaborativo, la economía del bien común, etc., a la hora de evaluar en qué medida esas iniciativas contribuyen a la transformación social, recientemente hemos escogido el poder y la sustentabilidad como las dos claves con las que dialogar sobre los límites y las potencialidades de las diversas alternativas, en el libro Rebeldías en Común (2017). En él, junto con Ángel Calle y Ruben Suriñac, miramos al poder desde dos vertientes (centralizador de decisiones vs. distribuidor y democratizador; para acumulación de riqueza vs. reproducción de comunes naturales y cooperativos) así como también a la sostenibilidad (en los cuidados personales y sociales, y la sostenibilidad ambiental en economías pegadas al territorio). En las jornadas, exploraremos conjuntamente estas dos claves.

Dado que el consumo atraviesa nuestras vidas y es una de las formas habituales en las que respondemos a nuestras necesidades, continuamos imaginándonos futuros en los que emerjan otras maneras si nos organizamos con otras personas, si consideramos la satisfacción de necesidades de otras personas, las aportaciones que los ecosistemas que proveen y en qué condiciones han de estar estos ecosistemas para continuar aportándolos, etc. Lo que nos pone en evidencia la interdependencia y ecodependencia que tenemos, así como el potencial disfrute que hay en esto de los estilos de vida transformadores.

Una posible escena que ya es real de alguna forma u otra en varios lugares: “Te levantas por la mañana y desayunas en casa, en una gran cocina que es el corazón de un proyecto de vivienda compartida del que formas parte. Estar en este proyecto requiere tiempo para reuniones y realizar aquellas tareas de las que te has encargado, y facilita poder disfrutar de consumir energía renovable, alimentarte de productos agroecológicos, estar en espacios construidos con materiales eficientes energéticamente y de bioconstrucción, tener baño seco, recoger agua de lluvia y reutilizar las aguas grises, compostar los residuos orgánicos, reducir el consumo de electrodomésticos porque son compartidos, y un largo etcétera. Más allá de agua, residuos, energía, vivienda, y alimentación, es un espacio donde las relaciones entre las personas y con la naturaleza están en el centro y se construye cotidiano desde los cuidados. Se intercambian saberes de facilitación de grupos por saberes de software libre, el edificio cuenta con un espacio para las reuniones de la asociación del barrio, del grupo de consumo, del grupo de crianza, del grupo de moneda social… En el barrio, hay una cosateca pública, una biblioteca pública, un sistema de transporte compartido organizado entre gente del barrio, un sistema público de bicicletas, una huerta en un solar,…”.

Estos son ejemplos de contextos facilitadores de estilos vida transformadores que pueden suceder y están ocurriendo en las ciudades. ¿De qué forma nos podría inspirar como metáfora para pensar en cómo podemos hacer que los espacios que construimos tengan esta capacidad? Quizá podemos pensar en qué nos dificulta en nuestro cotidiano para llevar las vidas que queremos llevar y qué nos lo facilita, y conjuntamente articular las maneras de propiciar estos contextos facilitadores de estilos de vida transformadores. El propio Mercado social es una apuesta por esto. Reconocer lo logrado y lo que aún falta, nos permite coger fuerzas para mirar a diferentes futuros posibles1 y seguir imaginando.

 

1 Hace un tiempo hicimos unos escenarios de futuro sobre consumo y estilos de vida sostenibles que pueden servir como ejemplo para mirar conjuntamente al futuro. http://opcions.org/sites/default/files/pdf/InformeCambioGlobalConsumo.pdf